Poco se sabe de este monje Benedictino que vivió entre los
siglos VII y VIII. Los relatos que hoy se conocen son a
través de San Gregorio Magno y hablan de su mansedumbre
y constancia para la oración, a tal punto que logró con su
fe mover una pequeña "montaña".
Parece ser que en esa región de Italia una pesada y enorme
roca ocupaba un lugar en donde los monjes necesitaban
sembrar un huerto y algunos árboles, pero era imposible
Así se dice que San Nonoso pasó toda una noche orando
y al día siguiente la pesada roca ya no estaba ahí.
Otro de los Milagros que se le atribuyen tienen que ver con
la escasez de Aceite. Una viuda le pidió un poco de aceite
para cocinar sus escasos alimentos y San Nonoso conmovido
envió a sus monjes casa por casa pidiendo algunas olivas.
Reunió todos los frascos del Monasterio y tras varios
prensados pudo hacer unas gotas de aceite.
Volcó algunas en cada recipiente y oró con fervor
para que esas pocas gotas se multipliquen.
Y así fue que a la mañana siguiente el aceite cubrió
los recipientes y a la viuda nunca le faltó este alimento.
La rivalidad que el Abad tenía hacia él porque era muy
querido por su piadoso carácter lo hizo objeto de malos
tratos que el soportó pacientemente. Cuando logra ser
nombrado Abad, trató a sus monjes con la bondad y
justicia que hubiese querido para él.
Sus restos se encuentran en Alemania y hay un
curioso Ritual que practican sus devotos, caminan
apoyando manos y rodillas como si gatearan sobre
su tumba, pidiendo que los sane de enfermedades
renales y otras afecciones.
REPTATIO PER CRIPTAM es el nombre del Ritual
y se mantiene vigente hasta hoy.
Se lo conmemora el 2 de septiembre y se
considera Patrono de los achaques y de los
estudiantes o escolares.
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