lunes, 25 de mayo de 2015

MARIA REMEDIOS del VALLE, la MADRE de la PATRIA

La historia recuerda el papel de las mujeres al cuidado de heridos en los frentes de batalla
 de nuestra independencia, por ej. el de las “Niñas de Ayohuma” y más precisamente
 el de una liberta. Lamadrid no duda en llamar a esta argentina de origen africano 
como “la madre de la Patria”. Lo que se menciona menos es que, estas 
mujeres acompañaban a los ejércitos y que su participación a veces excedía el de 
“auxiliares”, vianderas, enfermeras, esposas y concubinas de soldados y oficiales.

Justamente, el caso de Ayohuma, terrible derrota para las fuerzas patriotas conducidas
 por Belgrano en 1813, muestra la presencia entre esas mujeres de una morena porteña 
que estaba “enlistada” en el Ejército del Norte desde tres años antes. Se llamaba 
María Remedios del Valle y desde el 6 de julio de 1810, cuando partió la 1° 
expedición destinada al Alto Perú al mando de Ortiz de Ocampo, 
acompañó a su marido, a un hijo de la sangre y a otro adoptivo,
del corazón,  los tres muertos en esas acciones.

La “parda” María, como se la menciona en algunos partes militares, combatió en Huaqui 
(julio de 1811), vivió las peripecias de esa trágica retirada del Alto Perú y el Exodo Jujeño. 
Volvió a combatir en las gloriosas victorias de Tucumán y Salta y en las trágicas derrotas
de Vilcapugio y Ayohuma, siempre junto a su general Belgrano que la había nombrado 
Capitana, siempre con un grito de aliento, curando heridos, sacando fuerzas de donde ya no 
había. Allí se fue desgarrando con la pérdida de su marido y sus hijos.

En esta última batalla fue tomada prisionera por los realistas de Pezuela, Ramírez 
y Tacón, que la condenaron a ser azotada públicamente a lo largo de nueve días. 


Pero María pudo fugarse de sus verdugos y reintegrarse a la lucha contra el enemigo 
operando como correo en el peligroso territorio ocupado por los invasores. Su expediente 
señala, entre otras cosas, que estuvo 7 veces en capilla, o sea a punto de ser fusilada, 
y que a lo largo de su carrera militar recibió 6 heridas graves de bala. No fue fácil 
que las autoridades de Buenos Aires le reconocieran el grado de capitana, con el 
sueldo correspondiente, pero lo logró aunque luego de la independencia, como
ocurrió con tantas otras y tantos otros patriotas, el Estado dejó de pagárselo.

Tomás de Anchorena expresó en la Sala de Representantes:

Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército, y no había acción, en que ella pudiera tomar parte, que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente: admiraba al general, a los Oficiales y a todos cuantos acompañaban al Ejército; y en medio de este valor tenía una virtud a prueba [...]. Yo los he oído a todos a voz pública hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedan los hombres después de una acción de guerra, sin piernas unos y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer [...] y que una mujer tan singular como ésta en nosotros debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano de todas estas provincias; y adonde quiera que vaya de ellas debiera ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General... 

La Sala se expidió en una escueta resolución: “Julio 18 de 1828. Acordado: Se concede 
a la suplicante el sueldo de capitán de infantería, que se le abonará desde el 15 de marzo de 
1827”. Tantos papeles, tantas palabras laudatorias se tradujeron en 30 míseros pesos
mensuales.La “Madre de la Patria” se las tenía que arreglar con un peso por día en una
ciudad bastante cara donde la carne costaba dos pesos la libra y la yerba 70 centavos.

Dos años después, Rosas la integró a la plana mayor inactiva (es decir, como retirada), con el grado de sargento mayor, por lo que decidió adoptar un nuevo nombre: Mercedes Rosas. Así figuró en la revista de grados militares hasta su muerte, en 1847.

No hubo monumento ni biografía para María. Pasaron casi 200 años hasta que en octubre de 2010 las diputadas Paula Merchan y Victoria Donda presentaron un proyecto en el Congreso Nacional para levantarle el adeudado monumento a la “parda María”. Mientras se concreta esta excelente iniciativa, no estaría mal que a las aulas de nuestras escuelas 
haga su ingreso la “Madre de la Patria”.

 

Autor: FELIPE PIGNA 

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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