martes, 10 de enero de 2017

SIRENA

El mito de las sirenas, esas criaturas mitad mujeres y mitad peces, tiene alcance casi universal. No faltan versiones de ellas entre los antiguos nórdicos, los celtas, los pueblos germánicos y las civilizaciones precolombinas, sólo por nombrar algunos casos. En general, siempre fueron caracterizadas como seres cargados de sensualidad, misterio y belleza y eventualmente, no exentos de maldad. Algunos estudiosos creen que su origen puede deberse a seres marinos efectivamente existentes, tales como el manatí, cuya relativísima apariencia humana y la posibilidad de que fueran vistos amamantar a sus crías con sus pechos al descubierto exaltaron la imaginación de los antiguos.
Tal vez una de las referencias más famosas acerca de estos seres sea la que aparece en la Odisea, donde Circe le advierte a Odiseo "Llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres ven a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerque a ellas y oiga su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos pequeños rodeándole llenos de júbilo cuando torna a su hogar, sino que le hechizan las sirenas con el sonoro canto sentadas en una pradera y teniendo a su alrededor enorme montón de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo. Pasa de largo y tapa las orejas de tus compañeros con cera blanda, previamente adelgazada, a fin de que ninguno las oiga; más si tu desearas oírlas, haz que te aten en la velera embarcación de pies y manos, derecho y arrimado a la parte inferior del mástil y que las sogas se liguen al mismo y así podrás deleitarte escuchando a las sirenas. Y acaso de que supliques o mandes a los compañeros que te suelten, átente con más lazos todavía".

Como buena parte de las criaturas fantásticas que perduran durante siglos y atraviesan culturas diversas, también sucede con la sirena que inevitablemente se produce un cambio en la manera de concebirla y de describirla. Al respecto, Jorge Luis Borges señala en El libro de los seres imaginarios: A lo largo del tiempo, las Sirenas cambian de forma. Su primer historiador, el rápsoda del duodécimo libro de La Odisea, nos dice cómo eran: para Ovidio, son aves de plumaje rojizo y cara de virgen; para Apolonio de Rodas, de medio cuerpo arriba son mujeres y abajo aves marinas; para el maestro Tirso de Molina (y para la heráldica) "la mitad mujeres, peces la mitad". No menos discutible es su género, el diccionario clásico de Lempriere entiende que son ninfas, el de Quicherat que son monstruos y el de Grimal que son demonios. Asimismo es Borges quien refiere en la misma obra "En el siglo VI, una sirena fue capturada y bautizada en el norte de Gales y figuró como una santa en ciertos almanaques antiguos, bajo el nombre de Murgen. Otra en 1403, pasó por una brecha en un dique y habitó en Haarlem hasta el día de su muerte. Nadie la comprendía, pero le enseñaron a hilar, y veneraba como por instinto la cruz. Un cronista del siglo XVI razonó que no era un pescado porque sabía hilar y que no era una mujer porque podía vivir en el agua.
Hacia principios de la modernidad, los navegantes europeos que se aventuraban en tierras lejanas y extrañas (para ellos, por supuesto) detallaban en sus bitácoras el avistaje de sirenas. Entre otros, Cristóbal Colón asegura haberlas visto aunque no tan bellas como se acostumbra a describirlas ya que, según su parecer, tenían rasgos masculinos.
A lo largo de los siglos y en las distintas tradiciones populares y literarias hubo sirenas de mar y de río, y hasta de lagos y lagunas. Algunas, fieles al mito griego, engañaron y hechizaron a los navegantes, mientras que otras terminaron suicidándose por el amor que experimentaron hacia algún humano. Eventualmente, también se trató de humanizarlas y se afirmó que llegaron a mezclarse con gentes de los pueblos y ciudades y hasta casarse con hombres, aunque tales matrimonios nunca eran afortunados y las fracasadas sirenas terminaban por retornar a su natural medio acuático.

Inventario de Criaturas Fantásticas, Basiliscos, Aluxes, Mulánimas, Elfos y otros seres fabulosos.
Rosa Gómez Aquino

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