Si el bebé nace con suerte en un medio controlado será
minuciosamente aseado, pesado y examinado por Neonatólogos y
Profesionales del área que medirán todos sus parámetros vitales
entre los cuales estará el test de APGAR y los reflejos.
Entre esos reflejos están los de Prensión palmar, el bebé cierra
fuertemente su manito ante el estímulo y nos alegramos !!!
Es un buen indicador, una respuesta saludable y ancestral.
Celebramos la fuerza vital de esa manito tibia y decimos
¡ Qué fuerza que tiene !
Empieza a asirse de algo para sostenerse en un mundo
muy diferente al útero, un mundo lleno de colores, sonidos,
fríos, calores y formas desconocidas. Un mundo tangible
que fascina y asusta, que abruma y se comprende sólo
si mamá está ahí para darnos un indicio y un sentido.
Si ella entiende ese desasosiego de estar perdido ofrecerá
sus brazos, su voz y sus pechos para amortiguar el impacto.
Ella le dará olores, sonidos y latidos a un mundo nuevo.
Y en los próximos meses esas manos aprenderán a conocer
todas las texturas, tomarán alimentos, juguetes y objetos.
Ya más entrenadas harán posible la marcha y la autonomía.
Con el tiempo perderán esa prensión fuerte y cederán a
otras situaciones, serán manos sensitivas o puntos de apoyo
Las manos explorarán un mundo que los pies deben
aprender a transitar. Todo parece un juego y es
normal y milagroso que esto suceda así.
Pero iremos por más, se impone estar de pie..
Cualquier excusa sirve, paredes, muebles o juguetes
serán el apoyo para tantear el equilibrio buscado.
Y después vendrán los pasos....y las manitos
se asirán a veces de manos grandes
Y el mundo ya no parece tan distinto, empezamos
a caminar como lo hacen todos, vemos la vida
desde otra perspectiva, nos elevamos.
Hasta llegar a la autonomía de caminar solos !
Deberíamos recordar qué glorioso debió ser
aprender a soltarnos. Sostenernos de pie.
Quien haya visto esa expresión del bebé de pie
no puede dejar de sonreir ante ese Milagro.
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