La indiferencia es infinitamente más dolorosa que el Odio.
De hecho resulta incomprensible para las criaturas que no son
amadas por sus propias madres y si esa "maravillosa Química"
no se da, el bebé puede incluso llegar a morir.
El abandono puede ser intencional o accidental, pero la
experiencia de desamparo es la misma.
Después de la IGM, las salas de Pediatría desbordaban de
bebés huérfanos que eran regularmente higienizados, alimentados
y alojados en salas confortables y limpias. Ellos primero lloraban
mucho, estaban tristes, sólo se aliviaban al contacto del abrazo
pero no había personal suficiente y las internaciones eran sin sus
familiares o cuidadores (Depresión Anaclítica). Luego sobrevenía
otra etapa de rechazo al alimento y apatía (Hospitalismo)
pero todavía había esperanzas de remisión, si alguien le proveía
ese contacto de caricia, voz, mirada y abrazos VITALES.
En cambio cuando entraban en la última fase (Marasmo) ya
no había nada por hacer, el bebé golpeaba su cabecita contra
la cuna, no había lágrimas y su sistema inmunológico colapsaba
de manera que a causa de una infección bacteriana o cualquier
otra causa morían irremisiblemente. SIN AMOR.
Estas muertes llevaron a muchos investigadores a cambiar
los parámetros de la Medicina, haciéndola más humana.
Por Médicos como el Dr. René Spitz y en nuestro País el
Dr. Florencio Scardó, se logró adaptar las salas de pediatría
para que madres, abuelas o tías acompañaran a los niños.
¿Cómo alguien puede aprender pediatría si no se está al lado la madre?
Tardé 32 años en conseguir que las madres entraran a la Sala en el Hospital de
Niños –¡ 32 años!– Es lo único de lo que estoy orgulloso en la vida.
DR. FLORENCIO SCARDO
A VECES LAS COSAS SON MAS SIMPLES Y MENOS RACIONALES
No hay nada que reemplace al calor de un abrazo, la
ternura de una mirada o la suavidad de una caricia.
Ese mínimo contacto, el estímulo de la voz, el sostén
de los brazos, hacen posible que esa personita pueda
enfrentar o adaptarse mejor a un mundo desconocido.
Quienes hemos tenido el privilegio de experimentar
la lactancia, entendemos el preciado valor de esa
MIRADA UNIVOCA, ese fluído materno transportará
tejido vivo, resonarán los latidos cardiácos y ambos
se mirarán a los ojos.
Tardamos muchos años en descubrir la importancia que
tiene la lactancia materna en el desarrollo emocional y
físico del bebé. Es más que un fluído es un espacio de
serenidad, amor, calma y crecimiento sano asegurado.
Una experiencia sagrada que no se repetirá.
Es asegurarle al bebé que ha nacido que sigue siendo
parte del Ser de su Madre, que ella no lo ha abandonado
y que sigue amándolo. Hasta los 3 años él o ella
no sabrán que son seres diferentes, hay un ilusorio
"Cordón" que todavía no se ha cortado.
Cuando falta ese alimento, quedará otra huella
muy dolorosa y duradera de no saber
qué pasó con ese otro ser en el que vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario