miércoles, 26 de agosto de 2015

La DIOSA del AGUA MAR de ANSENUZA

Ella nunca fue cruel ni malvada como dicen los que no la conocieron. 
La Diosa del Agua Dulce, era especialmente vulnerable al amor. Desde su 
 quietud escuchaba a las jóvenes llorar por un hombre que no las amaba, era 
testigo de las falaces promesas que solo viven en las palabras ardientes o en los 
suspiros de los amantes que después las olvidan.
Había visto mucho más de lo que hubiese querido ver, porque era el inevitable 
espejo de tantos ojos tristes que lloraban por un amor imposible, esquivo o 
traicionero. Inútilmente intentaba devolverle la vida a esos cuerpos que 
 heridos de muerte se arrojaban en sus aguas dulces para atenuar su dolor.
 En vano se agitaba ansiando verlos revivir en sus orillas.

Ella había aprendido que del AMOR y del DOLOR  
solo nacían lágrimas y cuerpos sin vida.

Entonces le contó sus secretos a la LUNA 
y la LUNA sonrío y aceptó que sería injusto decir que todo
 en el AMOR es dolor, que también es DESEO, NECESIDAD,
 CARIÑO y CONSUELO. Que no tema, que el AMOR llegaría
a su vida sin preguntarle y tal vez bajo una forma misteriosa.


- Desde acá veo un gran CORAZON que está esperando
ser amado -, dijo la Luna despidiéndose y amaneció.

 La Diosa del Agua aún era muy joven para comprender, pero recibió el
consejo y prometió pensar en él. Mientras los días pasaban ella bañaba las
 orillas y jugaba con los vientos y las ramas más altas de los árboles. Amaba 
cada amanecer porque con ellos renacía la esperanza y se alejaba de otra noche 
de amores desencontrados. Jugaba con la lluvia que deformaba sus espejos 
y se iluminaba con los primeros rayos del Sol. Así transcurría el tiempo.

- La LUNA debe haberse equivocado, no nací para el AMOR-

Pensaba, mientras otra joven arrojaba en sus aguas, hojas rotas de 
algún papel escrito, un anillo, flores y lloraba desconsoladamente.

Cuando la joven se arrojó en sus aguas para morir,
 juró esa misma noche que jamás amaría a nadie.

Y cayó en un sueño muy profundo, solía recordar sus sueños, pero esta
vez algún sonido la despertó. ....llegará el AMOR bajo una 
forma misteriosa...le pareció escuchar. Era de noche..

- ¿ LUNA ? ¿ ESTAS AHI ?  - Dijo la Diosa

No ese no es mi nombre, soy un hombre que te ha amado desde
siempre, que ha nadado en tus profundidades, que ha bebido de tu
fuente.., sabía que al volver podría pasarme...pero tenía que volver a 
verte. Ahora sé que nada podrá separarnos...y se lamentó por
venir de esa manera, pero una flecha lo había alcanzado en el camino.

La Diosa no podía creer lo que escuchaba, pero no hacía falta sintió que 
un rayo atravesó su corazón en el instante en que lo vió. Deseó como 
nunca antes, poder tomar la extraña forma humana para tocarlo.
 
- ¡ Estás cubierto de sangre ! -  ¿ Cómo puedo ayudarte ? dijo la Diosa
con desesperada ansiedad

- Ya no importa, ahora sé que tengo tu AMOR, el único que he 
esperado en toda mi vida - y murió en sus brazos.

Y en ese instante entendió TODO y su Alma se llenó de AMOR. 
En vano intentó revivir al joven y abrazándolo lloró. Lloró 
como nunca antes lo había hecho, todo su Ser se estremeció y
cambió para siempre su escencia, por primera vez sintió la SAL.
La SAL de sus lágrimas, curaría muchas heridas.

Por primera vez no deseó otra cosa que estar junto a el toda la vida.

 Esa noche que pareció infinita hizo llorar a las estrellas, a la Luna, al
Viento, a la Tierra y a cada criatura viviente. Las aguas se agitaron
en un MAR SALADO e impetuoso que jamás sería el mismo. 


Lo único que alivió su pena fueron los primeros rayos del Sol y
recordó las palabras....
- Ahora sé que nada podrá separarnos - 

El joven herido se sorprendió de no sentir ese dolor que lo había lacerado.
Cuando se puso de pie, sintió algo extraño, quiso tocarse pero sus brazos
tampoco eran los mismos, sintió un INMENSO DESEO POR EL AGUA.

Desde ese momento el AGUA SALADA es MILAGROSA. 

Y viendo su reflejo, rió como nunca y entendió que su deseo se había
cumplido, bajo una forma misteriosa, sus Almas estarán unidas
para siempre. Y lleno de una inmensa alegría comenzó a nadar.  

 Cuando las aguas bajan, tal vez haya una Diosa feliz que
 juega a ser flamenco. Durante las noches, dos jóvenes amantes
se funden en un abrazo, bajo la mirada cómplice de la Luna. Con
los primeros rayos de Sol, las aguas se agitan y se aman en secreto.

Y con absoluta fidelidad, el amor de un flamenco es para Siempre.


 MAR de ANSENUZA, Provincia
de Córdoba, Argentina

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