domingo, 6 de diciembre de 2015

LA GOTA y las EMOCIONES

El ataque de gota se produce por una acumulación de ácido úrico
en tejidos, articulaciones y vainas tendinosas. El dolor es 
profundo, lacerante, inexplicable la persona debe permanecer
en reposo padeciendo también de una extrema sensibilidad 
en la piel que se encuentra tumefacta, inflamada y enrojecida.


Los dolores se presentan con más intensidad de noche y
afectan a la articulación del dedo gordo del pie (Podagra)
pero también afecta a otras articulaciones como rodilla,
codos, muñeca, etc. 

En un tiempo se asociaba a sobrealimentación y
sedentarismo, por eso se consideraba la enfermedad de
la realeza, pero hoy en día las cosas han cambiado.

Muchos alimentos al degradarse se convierten en purinas
produciendo un exceso de ácido úrico que el hígado y los
riñones no pueden filtrar, por eso circula por el medio 
interno acumulándose en ciertas regiones. Otros factores
como los conservantes, pesticidas, fármacos y demás
tóxicos también son parte de estos cristales filosos que
van rompiendo tejidos blandos y duelen mucho.


Los ataques de gota hoy afectan también a personas
jóvenes y muchos desconocen que lo padecen.

Si hay en la familia otros miembros que lo hayan padecido
habrá mayor predisposición, pero como en toda enfermedad
intervienen otros factores como el emocional.

LA GOTA Y LAS EMOCIONES

 La persona que padece gota generalmente está muy
arraigada al aspecto material, sus preocupaciones son
constantes, le cuesta relajarse y cosechar lo que ha sembrado.

La gota y la artritis se parecen en ese aspecto de dolor y 
rigidez, la indicación es QUEDARSE QUIETO, pero la mente
está hiperactiva, la persona no puede tomarse un descanso.


Es como el Arcano Mayor IIII, el Emperador.
Siempre hay prisa y pocas pausas, él no se sienta ni
puede pararse, solo reposa sobre un pie, en él recae el 
peso y se sostiene sobre una mano. Es rígido, le gusta
dominar y tener todo bajo control, entonces se anticipa a
cada jugada. Hace planes, quiere expandirse. No para.

Puede ser una persona muy trabajadora y protectora
pero poco reflexiva. Le cuesta entregarse al placer.
Es muy mental, no quiere saber mucho de sus emociones
pero el dolor lo obliga a parar, a tomar un respiro.

Y siente rabia por eso. No se permite descansar

En el mejor de los casos, si el ataque de gota sobreviene
a la mediana edad tendrá que evaluar si vale la pena
tanto esfuerzo sin alegrías. Habrá que entender que
NO SE PUEDE TODO, que es hora de ser selectivo.


Hora de replanteos y de aligerar la carga.
Habrá que delegar, reducir y quitarle rigidez a la vida.


La gota que colmó el vaso puede ser un disgusto,
un trauma, un excesivo problema de desintoxicación
o un llevar sobre los hombros cargas muy pesadas.
Hay que cuidar ambos aspectos, el físico y el emocional
ya que tiende a ser un tema de salud recurrente. 

  

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