GÉNESIS DE LAS ISLAS MALVINAS
Kooch, el dios de los Tehuelches, triste por vivir solo y en penumbras,
lloró durante tanto tiempo que formó el mar. Todopoderoso, decidió
salir de las sombras y creó el sol, y luego una isla en aquel mar.
Quiso que sobre ese territorio hubiera vida, y la hubo:
unos hombres gigantes, hijos de las montañas.
Un tehuelche narró esta historia a Antonio Pigafetta, el cronista,
lenguaraz y cartógrafo de la expedición en que Hernando de
Magallanes quiso dar la primera vuelta al mundo,
a comienzos del siglo XVI.
El poblador de la Patagonia le señaló aquella isla que
seguramente nunca había visto, pero de cuya existencia estaba
seguro, por ciertas aves que en determinada época del año
partían con ese rumbo y tres meses después retornaban.
Pigafetta dibujó un mapa según la descripción del tehuelche:
ubicó al este del continente ese pequeño territorio al que más
tarde geógrafos españoles llamaron Sansón, ya que en él vivían
gigantes que estos científicos imaginaron del tamaño del
personaje bíblico.
De este modo, Sansón fue el primer nombre de las Islas Malvinas,
uno de los archipiélagos que integran la Provincia
de Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur.
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