La Dama de Blanco es la historia más difundida del Cementerio de la
Recoleta,
ubicado en uno de los barrios más lindos de BUENOS AIRES.
Su función comienza
en 1822, al disolverse la orden de los Frailes Recoletos.
Se expande
vertiginosamente
a partir de la epidemia de fiebre amarilla que
azota a BS. AS. en 1870.
Muchos
porteños de clase alta emigran desde
San Telmo
o Montserrat
para radicarse en
la zona. Recoleta prosperó y
actualmente se destaca a este Cementerio
como una verdadera obra
maestra, sus esculturas al aire libre, la arquitectura
de sus bóvedas
sus vitreaux y el trazado de sus calles lo hacen visita obligada
de escultores, artistas, estudiantes
de ingeniería y arquitectura.
No deja de ser una gran contradicción que la proximidad
de plazas, museo,
la Iglesia del Pilar hayan hecho de este lugar un centro de
turismo, de hecho
quien
lo conozca escuchará en su puerta a los músicos de jazz, verá artistas de
todos
los rubros y
disfrutará de los espacios verdes que sobreviven a la Ciudad.
La Recoleta más que un cementerio parece una Ciudad, dentro de otra Ciudad.
Pese a que el primer cuerpo perteneció a un esclavo liberto, Recoleta fue con el
tiempo la morada final de muchos presidentes, artistas, escritores y gente de clase
alta.
La proximidad con restaurantes y cafés también lo hicieron un paseo
reservado
a cierta élite de distintos ámbitos.
UNA POSIBLE LEYENDA
Una de las leyendas urbanas más conocidas es la de la Dama de Blanco, que
ha tomado distintos nombres, detalles y versiones de acuerdo al país
en donde
tendría
su origen.Esta historia de amor y de muerte tiene como
protagonista
a
una joven y hermosa mujer, vestida de blanco que conoce a un
hombre.
Esta leyenda llega de boca en boca hasta un familiar de uno de los
cuidadores
del Cementerio, quién fue testigo de estos hechos, durante la década
del 30.
La Dama de esta historia se llamó LUZ MARIA GARCIA VELLOSO
quién falleció en el año 1925 con apenas 15 años a causa de una leucemia.
Luz María hija de un reconocido escritor de la época creció en un ambiente
literario y poético, de hecho ella tenía un talento particular para recitar
poemas y prosas en las tertulias y fiestas que daba la familia.
Su mausoleo está rodeado de algunas poesías dedicadas a ella.
La familia conmocionada por la temprana muerte de su única hija no hallaba
consuelo, en especial su madre que en un intento de aliviar su dolor permanecía
durante horas en la tumba. Finalmente obtiene un permiso especial para
pernoctar en el Cementerio y lo hace durante unos meses.
Algunos Médiums afirman que cuando la muerte es muy traumática, inesperada
o uno de los miembros no puede aceptarla como tal, produce sin querer una
interrupción en el tránsito de las Almas y ésta puede permanecer y hacerse
manifiesta a algunas personas, otras veces no saben que se han ido.
Luz María García Velloso (1910-1925)
La leyenda también se sitúa en una esquina la de Azcuénaga y Vicente López
atrás del Cementerio, un muchacho que pasaba por ahí en 1930 ve a una
joven vestida de blanco, sentada en el pavimento y llorando. Conmovido se
acerca y le ofrece su pañuelo, invitándola a ponerse de pie, hacía frío
entonces él se quita su saco y la cubre con él.
Fascinado por
su belleza la invita a tomar un café y le pregunta su nombre, ella responde
Luz María, así entablan una conversación animada durante horas en lo que
hoy se conoce como café LA BIELA. El joven de clase alta queda prendado de
su encanto y escucha como Luz le contaba con entusiasmo su amor por la
poesía y que sus amigos poetas le habían dedicado varios poemas.
Al acercarse el crepúsculo la joven se tensa y dice que se tiene que ir, que
tiene que volver, que se hace tarde. El para calmarla la toma del brazo y la
besa, ella repite - Me tengo que ir- y se levanta precipitadamente volcando
el café sobre el saco del hombre que llevaba puesto todavía.
Raudamente corre hacia el Cementerio sin que el joven pueda alcanzarla.
Luz parece desaparecer en la bruma, pero el joven busca alguna puerta
para ingresar y no encuentra nada, entonces despues de golpear las rejas y
gritar su nombre, decide quedarse hasta que abra.
Cuando el cuidador siente los gritos se levanta, el joven visiblemente alterado
le pide que lo deje entrar y le cuenta que una mujer entró. El cuidador no
entiende, pero el joven le cuenta cómo conoció a Luz María y le pregunta si
no tendría él una hija con ese nombre. El cuidador asombrado pregunta...
¿ LUZ MARIA ? y lo lleva hasta el sepulcro. Sobre el frío mármol estaba el
saco del joven, aún manchado con café. Horrorizado el joven lee el nombre
de la mujer que lo había acompañado y vé en el sepulcro poemas dedicados
a ella.Acá el final se bifurca, unos dicen que enloqueció, otros que se suicidó.
Pero la historia persiste hasta nuestros días, durante ese tiempo ningún
joven merodeaba la esquina de Azcuénaga y Vicente López buscando amor.
Esta historia que tiene como protagonista a un legendario actor y director
argentino
Arturo García Buhr fue inspiración de dos películas.
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