martes, 3 de octubre de 2017

No a los ismos

Todo ismo se identifica con una creencia que puede ser religiosa,
 cultural, artística, deportiva o de cualquier índole, pero  
siempre es limitante y excluye un inmenso abanico de
otras posibles explicaciones, razones o ideas.

Entonces el ismo, deviene muchas veces en un insano
fanatismo que tensa el clima, que censura el diálogo
y que se expresa en gritos, censuras o críticas
hacia el que piensa, siente o se expresa de otra forma.


Los ismos siempre alimentan un conflicto de vínculos
de regiones o sociedades enteras de continentes
que reeditan en distintas versiones nuevas guerras.

Los ismos atentan contra la propia libertad de
sentir, de crear de expandir la mente y
la conciencia.


Ningún ismo es bueno, aunque quien lo profese
crea estar siempre del lado de la razón, la verdad,
la palabra o del Dios correcto.

Los ismos han arrasado con etnias enteras,
han esparcido por el mundo horrores, masacres
exterminios y han dañado gravemente las vidas 
simples de los mas vulnerables. Son la materia prima que
alimenta poderes oscuros, que fomentan el miedo
el terror, la represión y la degradación de lo 
humano, puede tomar la forma de un estandarte
una bandera, un símbolo sagrado o una raza.


A través de la historia hemos visto repetirse una
y otra vez la gravedad de llevar un razonamiento
hasta los límites del fanatismo para justificar
cualquier acción.

Personalmente creo que hay que cuestionar
siempre toda argumentación 


Sobre todo si esta viene de gente que se
considera iluminada o dueña de la verdad.

Los ismos son y seguirán siendo peligrosos
para unos y tentadores para otros que podrán
desplegar su psicopatía en una tarima, un púlpito,
un estadio o un templo.


Cuando nos vienen a la memoria las imágenes
de los peores dictadores de la historia soplando
brasas en los corazones enardecidos de la gente
nos preguntamos cómo fue posible esto.

Me gusta pensar en la idea de un mundo que
pueda responder a estos discursos no con miedo
ni con odio, sino con divertido asombro, como
si viese al mismo Chaplin haciendo una parodia. 

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