viernes, 21 de septiembre de 2018

Devolver sentimientos ajenos

 Las neuronas del cerebro infantil, tal como espejos,
 tienen la cualidad de reflejar y almacenar los sentimientos 
de los padres. 

Crecemos sintiendo sufrimientos que no son nuestros.

También, por un deseo de pertenecerles y de ser amados por ellos, 
reproducimos enfermedades de nuestros antecesores. 
Ellos, en cambio, pueden no ver nuestra individualidad 
y nos convierten en sus prolongaciones.

 El nombre de un bisabuelo (y también su oficio) 
puede transmitirse al abuelo, al padre y al nieto, 
y en ese nombre va contenido el destino 
que padeciera el antepasado. 



Muchas veces una depresión, un fracaso, un tumor, etc.,
 por adhesión al clan, se transmite de un familiar a otro.
 Para un caso de este tipo, aconsejo: 

Lo primero que el/la consultante debe decirse es 
«¡Este mal no es mío, es de tal o cual pariente!».



 En seguida conseguir una bola de petanca (o más, según sea 
la importancia del problema), y pintarla de negro 
(si fue un tumor o una depresión), de gris 
(si fue un fracaso económico o sentimental), 
de verde oscuro (si fue una falta de autoestima).

 Esta pesada bola debe llevarse a la espalda dentro de un morral 
siempre, excepto cuando uno se bañe o duerma en su cama. 
Al cabo de siete días debe enviar la bola, envuelta como un regalo 
de navidad, a quien considera que le pertenece ese sentimiento 
o enfermedad invasor. La acompañará con un bello ramo de flores 
y una tarjeta en la que haya escrito:

 «Esto te lo devuelvo porque es tuyo. Nunca fue mío». 

A una célebre escultora que había realizado todo cuanto deseaba
 en su vida (prosperidad, éxito, familia equilibrada), 
la aquejaban ataques de melancolía que le provocaban el deseo 
de suicidarse pegándose un tiro en la cabeza. 

Este sentimiento no era de ella sino de su madre, una mujer 
que nunca realizó su vocación artística. Le aconsejé esculpir 
una pistola de mármol, pintarla de negro, llevarla en su bolso 
durante un mes lunar y en el momento de sus reglas, 
enviársela de regalo a su madre, acompañada de una 
caja de bombones en forma de corazón...


Manual de PSICOMAGIA

Alejandro Jodorowsky

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