Esta expresión todavía genera controversias pero fue utilizada como
argumento en un juicio penal contra Ethan Couch un adolescente
rico que en estado de ebriedad conducía una camioneta con
la que mató a cuatro personas e hirió a otras nueve.
Estos hechos fueron cometidos en diciembre del 2013
en el estado de Texas cuando Ethan tenía 16 años de edad
y tras haber robado unas cervezas en un Wallmart.
El argumento esgrimido por un reconocido psicólogo
hizo del victimario, víctima de afluenza o síndrome de niño rico
derivando una condena de 10 años de libertad condicional
e inhabilitación para conducir. Ambas condenas fueron
violadas tras la huída de él y su madre a México.
La historia sigue con su posterior detención y una actual
condena como adulto, pero el hecho es que a partir de
este juicio se enuncian una serie de síntomas que
vale la pena conocer, para evitar estos desenlaces.
Algunos indicadores
- Niños que son premiados constantemente con
objetos materiales en abundancia y se aburren.
- Falta de comunicación y presencia por parte de la
familia o personas encargadas.
- Falta de empatía, berrinches y rabietas descontroladas
por parte de los niños.
- Falta de límites y noción de respeto a la autoridad.
- Excesiva tolerancia de parte de los mayores
- Indolencia o nivel de exigencia alto por parte
de los padres o cuidadores.
No todos los casos terminan tan trágicamente pero están
habiendo conductas de niños que se comportan como
verdaderos tiranos frente a la indiferencia de los mayores.
A veces la separación de los padres genera conductas
de culpa y de reemplazar el afecto o el tiempo que no
se da a cambio de dinero y regalos que repetidos a lo
largo del tiempo suelen crear patrones de conducta
como estos. Independientemente de la circunstancia
que se viva, hay que tratar de estar presente en el
afecto que es irremplazable y en involucrar a los
chicos en la vida real y sus responsabilidades.
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