Dice un cuento ZEN, que un anciano, un niño y un burro caminaban juntos.
Al pasar por una aldea un grupo de niños se rió de ellos gritando
- Mirad que par de tontos, teniendo un burro van los dos andando ! Por lo
menos el viejo podría subirse en él.
Entonces el anciano se sube al lomo del burro y siguen andando, pero al
pasar por otro pueblo, un grupo de personas indignadas los señala y dice
- Parece mentira, el viejo cómodamente sentado y el pobre niño caminando
Por lo cual, el anciano avergonzado intercambia su lugar por el del niño.
Pero en la siguiente aldea la gente comenta
- Esto si que es intolerable, el niño sentado en el burro y el pobre viejo
caminando a su lado !!!!
Así las cosas el anciano y el niño se suben al burro, pero al cruzarse con
un grupo de campesinos escuchan decir
- Es vergonzoso lo que haceis !!! Vais a reventar al pobre animal !!!
Es así como el anciano y el niño deciden cargar al burro sobre sus hombros
y al toparse con otro grupo de aldeanos, estos los señalan diciendo
- Nunca vimos gente tan torpe, tienen un burro y en lugar de montarlo
lo llevan a cuestas !!!!
De repente el pobre burro se desplomó y revolcándose con fuerza, muere.
El anciano muy apenado, le dice al muchacho.
- Querido mío, si escuchas las opiniones de la gente y le haces caso acabarás
tan muerto como el burro. ¿ Entiendes ? Cierra tus oídos a la opinión ajena
ESCUCHA UNICAMENTE LA VOZ DE TU CORAZON
La opinión de los demás puede ser un aliciente para mejorar si la intención
es sincera, pero es bien sabido que la sinceridad no abunda y que solemos
soslayar el gran poder que ejercen las palabras sobre nuestras acciones
Por lo cual, deberemos ser cuidadosamente selectivos a la hora de pedir
opiniones, pareceres o consejos, luego de hacer un viaje hacia nuestro interior.
Las palabras pueden herirnos, alentarnos, reforzar nuestra convicción o
sembrar la duda, por eso es imprescindible saber discernir sobre quién o
quienes son los emisores de opinión.
En otros aspectos y apelando a la resiliencia, habría que sacarle a la crítica
el mejor provecho, ya que hay personas que tienen el hábito de criticar y
no hay nada que hacer al respecto, simplemente tomar una prudente distancia
y por supuesto no preguntar qué opina, porque sabemos que la respuesta
es siempre la misma. De manera que hay que aceptar que hay gente así.
En cambio lo que si genera una gran incertidumbre es el elogio inesperado
de alguien que siempre me ha criticado, esto si me haría reflexionar acerca
de si tal o cual cosa es correcta o por el contrario si hay que corregirla.
Como en la fábula de Esopo del Oso bailarín. Este al saberse torpe
preguntaba con ansiedad a los animales cómo bailaba, la mona le dijo la verdad
pero el cerdo por el contrario lo alababa y sembró la duda, fue entonces
cuando el oso pensó.....cuando me desaprobaba la mona llegué a dudar,
mas ya que el cerdo me alaba, muy mal debo de bailar.
Y es así de simple, saber por qué te critica uno es fácil, pero saber
porqué te elogia otro puede abrir un interrogante y hacerte reflexionar.
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