Mucho antes de escribirse la historia del mundo, en él habitaban solo
dos dioses, el Sol y la Luna, ambos se amaban con pasión y
tanto uno como otro le aportaban a la Tierra el brillo de los días
y la quietud de las noches. Del Sol emanaba todo el calor y la
energía, con solo extender sus brazos la tierra se inundaba de
Luz y Calor, haciendo posible la vida.
La Luna también tenía su Luz y su energía, pero esta era
suave, delicada e invitaba a soñar. Con solo contemplarla
el Sol dejaba de brillar para dar lugar a los atardeceres en
los que ambos se confundían en un beso. A veces bajaban
a la Tierra y creyendo que era árida, decidieron hacerla verde,
fresca y así nacieron las primeras llanuras, que después fueron
adornadas con hermosas flores y árboles. Pero ellas necesitaban
agua, entonces crearon lagos, lagunas, ríos, pero viendo que
faltaba vida en los lagos crearon a los peces y a todas las
criaturas que viven en el agua. Lo mismo hicieron con la Tierra
que se pobló de criaturas de todos los colores, tamaños y formas.
Cuando ambos se detuvieron a contemplar su creación, notaron que
faltaba algo, alguien tenía que cuidar de todas esas criaturas,
entonces crearon a los hombres y vivieron un tiempo entre ellos.
Pero tuvieron que regresar a los Cielos dejando a los hombres
muy tristes, el Sol les dijo entonces - No teman, esta es su
morada y la nuestra está en los Cielos, desde allí les enviaré
mi calor y mi Luz todos los días y así seguirá la vida.
La Luna también les habló: No teman, ninguna noche será tan
oscura, yo les enviaré mi Luz y habrá silencio para el descanso.
Así se sucedieron los días y las noches y en cada uno los
hombres cantaban y danzaban en honor a sus Dioses.
Pero un día notaron que el Sol estaba pálido, que ya no
mostraba su Luz como antes y se preocuparon, algo debía estar
sucediendo. Comenzaron a ver en los cielos a un enorme puma
alado que intentaba destruir al Sol con sus zarpazos. Ellos desde
la Tierra apuntaron sus arcos y lanzaron flechas contra el puma
pero sólo una lo atravesó hiriéndolo. Cayó estruendosamente
sobre la Tierra, pero aún estaba vivo, rugiendo de rabia y
dolor, mientras el cielo se tiñó de rojo y el Sol se recuperaba,
la Luna comenzó a arrojar piedras sobre el puma.
Los hombres la ayudaron y así se formaron las Sierras.
Réplica 2007
Bajo esas sierras quedó enterrado aquel puma que
representa desde entonces al espíritu del mal que no debe
ser desenterrado. Dicen que cada amanecer, cuando los
primeros rayos de Sol asoman, desde el interior de la Sierra
se escuchan los rugidos de ese puma que se mueve herido
y furioso haciendo oscilar a la Piedra Movediza de TANDIL.
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