Con algunas diferencias somos alrededor de un 85 % de agua y si ella sabe
como circular en nuestro medio interno, llevando oxígeno y nutrientes a células,
tejidos, órganos y sistemas es por que también ha encontrado la forma de
liberarnos de su exceso. Y para eso se valerá de todos las formas de excreción
lágrimas, orina, sudor y otros fluídos que tienen que ser liberados.
¿ El agua lee nuestros estados emocionales ?
Claro que los lee, ¿ qué duda cabe ?
En el aspecto emocional del SINTOMA
Si estamos reteniendo líquidos es fácil darnos cuenta, los párpados se
hinchan las piernas se vuelven pesadas, el humor es inestable, hay algo tóxico
que tiene que ser liberado pero no encuentra la forma. No sudamos, no orinamos
lo suficiente, tal vez nos hemos negado a llorar. Los ganglios se hinchan, los
anillos se atoran, el agua no fluye.
HAY ALGO QUE ESTOY ACUMULANDO
Hay algo que me hincha, tengo una coraza de protección ante los golpes.
Tal vez tenga miedo de decir lo que realmente siento, por miedo al abandono.
Entonces retengo lágrimas, retengo linfa, retengo disgustos y el cuerpo me
está avisando de cuánto le cuesta llevar esa carga. Los pies se hinchan.
El agua que debía circular se estanca en el silencio. No estoy diciendo
qué siento en realidad, me estoy ahogando en mis emociones.
Y es bien sabido que el agua debe fluir y no permanecer estancada.
Porque si está estancada me dañaría profundamente.
Tengo que replantearme algunas cosas sobre mi autoridad, tengo que
reafirmar mi poder para decir aquello que siento como auténtico y lo libero.
Lo dejo fluir, recupero el control y salgo de esta falsa coraza que engrosa
mis tejidos. Me hago responsable de las consecuencias, porque despues de
todo si dejo que el agua se siga acumulando terminaré arrasada por ella.
Y el agua al igual que las palabras, las risas y las lágrimas deben
seguir su curso, en armonía y sin excesos.
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