Otras versiones lo refieren como una gran cabeza de dura pelambre o como una cabecita similar a la de un niño pequeño.
Suele aparecerse en las casas o en los caminos con el rostro bañado en lágrimas, implorando piedad o pidiendo ahyuda para salir de su angustiante situación, lo cual sólo genera terror en quien la ve. Sin embargo quienes dicen conocerla no le temen y hasta afirman que hacerse acompañar por ella en una travesía nocturna es una protección eficaz contra los malos espíritus. Otras versiones cuentan, en cambio, que al enconttarse con ella en un camino debieron luchar hasta el amanecer, hora en a que la vieron transformarse en toro o ternero y confesar bajo tal apariencia, el error o la falta que está condenada a pagar. Quien oye ese relato, pierde el habla para siempre.
Inventario de CRIATURAS FANTASTICAS
Rosa Gomez Aquino
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