Sobre la arena tibia de un desierto lejano
donde no arribara nunca la planta de un humano
bramando hacia el abismo su torva imprecación,
sediento y extraviado ha surgido un león.
El arenal sin término que se abre ante el lamento,
apenas si recoge sus ecos en el viento,
y las pupilas rojas de la fiera cansada,
parecen los residuos de una luz apagada
Languidece el rugido en las resecas fauces
y en la melena evoca el gesto de los sauces...,
en el lecho infinito del arenal abierto
va a morir el augusto monarca del desierto;
más cuando cae vencido sobre la arena tibia
aquel gran descendiente de los yermos de Libia,
bajo el cielo que aureola su desolación
es como nunca rey y como nunca león....
Su corona resurge en la gama arrogante;
el sol finge en ella otro nuevo diamante
y un ágata gualda que es piedra reyuna,
pondrá entre sus luces la luz de la luna
La majestad es bella, más cuando está caída,
exhala una suprema unción desconocida:
los cetros son más cetros cuando a su pedrería
se suma el gran zafiro de la melancolía
¡Príncipes exiliados, monarcas que cayeron,
emperatrices pálidas que alguna vez lo fueron!
¡Pensad que la diadema que en vuestra sien ceñiste
se torna más diadema cuando se torna triste !
porque entonces el cielo añade a su arrebol
los troqueles enormes de la luna y el sol !!
BELISARIO ROLDAN
LLAMAS EN LA NOCHE
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