(Lacrimacorpus dissolvens)
La zona del squonk es muy limitada. Fuera de Pennsylvania pocas
personas han oído hablar de él, aunque se dice que es bastante común
en los cicutales de aquel Estado. El squonk es muy hosco y generalmente
viaja a la hora del crepúsculo. La piel, que está cubierta de verrugas y de lunares, no le calza bien; los mejores jueces declaran que
es el más desdichado de todos los animales.
Rastrearlo es fácil, porque llora continuamente y deja una huella
de lágrimas. Cuando lo acorralan y no puede huir o cuando lo sorprenden
y lo asustan se disuelve en lágrimas. Los cazadores de squonks tienen
más éxito en las noches de frío y de luna, cuando las lágrimas
caen lentamente y al animal no le gusta moverse; su llanto se oye
bajo las ramas de los oscuros arbustos de cicuta.
El señor J. P. Wentling, antes de Pennsylvania y ahora establecido
en St. Anthony Park, Minnesota, tuvo una triste experiencia con un
squonk cerca de Monte Alto. Había remedado el llanto del squonk y
lo había inducido a meterse en una bolsa, que llevaba a su casa,
cuando de pronto el peso se aligeró y el llanto cesó.
Wentling abrió la bolsa; sólo quedaban lágrimas y burbujas.
WILLIAM T. COX: Fearsome Creatures of the Lumberwoods.
Washington, 1910
Del Libro de los Seres Imaginarios, de Jorge Luis Borges
y Margarita Guerrero
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