Diciembre no es cualquier mes, es el último mes del año, mes de finales y de replanteos, mes de planes para el resto del verano y de pautar inicios para el año que comienza.
Es un mes que nos evoca a la Navidad y por consiguiente nos liga a todo lo que ella implica, desde el lugar de festejo, la comida, los reencuentros, en suma nuestros vínculos con familiares y amigos.
Las vidrieras, las decoraciones en casas y negocios, la publicidad y el marketing nos invitan a transitar un tiempo feliz, tiempo de reencuentros de indulgencia o de conciliación, pero también nos evoca pérdidas de personas que ya no están en nuestras vidas y sentimos a veces una dualidad.
Esta dualidad tiene que ver con que todo nos augura sonrisas, festejos, reuniones pero no siempre nuestro ánimo acompaña, al contrario se empiezan a hacer presentes ausencias, se hacen mas fuertes los enconos y las diferencias sobre dónde ir y en definitiva, la Navidad para mucha gente termina siendo una especie de trámite obligado, un mal trago que hay que pasar.
Son bastantes frecuentes las emociones depresivas y los trastornos de ansiedad en Diciembre y no hay que sentir culpa por esto.
Es un estado emocional y para las emociones nada es incorrecto.
A la circunstancia que sea que empañe esta "alegría" no se le puede sumar la culpa por sentirse mal.
Yo propongo una hoja en blanco, un silencio interior, un sincerarse con lo que nos pasa.
Propongo un aceptar que no siempre podemos estar de acuerdo con lo que el entorno nos impone como correcto.
Propongo escribir nuestros pensamientos o recuerdos que nos ensombrecen y leerlo.
Vivir la emoción de esta lectura y quemarlo con una escencia noble.
Si es una plegaria que ascienda, si es una pena que se queme, si es un deseo que se cumpla.
Una vez hecho esto, volvernos a conectar con el Nacimiento de Jesús o con la gratitud de tener una casa en donde vivir, sentidos para disfrutar, salud para festejar, familia, amigos o mascotas, con quienes compartir lo que sea que podamos compartir.
Siempre habrá pérdidas, pero siempre habrá esperanzas a las que aferrarse, siempre habrá ausencias pero también gente que entre en nuestras vidas si lo permitimos.
En definitiva lo bueno y saludable sería aceptar cómo nos sentimos, hacer las paces con nuestra emoción y tratar de hacer nuestro mejor esfuerzo por celebrar una vez mas la VIDA.
FELICES FIESTAS PARA TODOS
MA FER BA
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