sábado, 31 de julio de 2021

PÁJAROS en CAUTIVERIO , la historia de Paquito

El destino de las aves no es el cautiverio, sino la libertad de desplegar 

sus alas para sortear el viento y habitar los Cielos. 

Volar es cumplir con su destino, después en la adultez construirá su

nido (muchas aves son monógamas) ese nido será el refugio de los 

los huevos que deposite la hembra luego del cortejo nupcial . 


Personalmente tuve la bendición de darles un espacio en mi casa para

que una y otra vez lo hagan, cuando los pichones sientan la fuerza de

sus alas, serán estimulados por ambos padres para dejar el nido y 

la mayoría de ellos lo logrará.  


Gorriones y palomas han nacido en libertad y ese es su destino. 


Para repetir una historia.   


Pero siempre acechan los enemigos de la Libertad, los que jamás

surcarán los Cielos y aunque tuviesen alas, tal vez no se animarían

a Volar !!!!

Distinta es la situación del ave que nace en cautiverio, sus alas 

fueron recortadas o atrofiadas, no conocen otro espacio que el de

su jaula. Nunca se han elevado por esa estúpida obsesión que 

tiene mucha gente con tener aves cautivas.


Hace muchos años me regalaron un Calafate Húngaro, nadie 

podría entender lo inteligente y sensible que puede ser un pájaro


Temeroso de los ruidos, de la luz de la casa pasó sus mejores 
años en mi familia, me gusta pensar así cada vez que lo recuerdo. 

Tenía un canto áspero, tosco, sin gorjeos, sin cambios, 

ni tonos, pero era nuestro Paquito.


¡ Cómo lo quería mi viejo querido !!!!


Una vez con mi hermana, tuvimos la idea de abrir la puerta de su 

jaula, (nosotros también temíamos su libertad  porque sabíamos que 

nunca había volado) otros podían atraparlo, lastimarlo o atacarlo. 

Al principio no salió, pero fue acercándose gradualmente día a día 

con curiosidad y temor. Dándole confianza en un espacio chico, él

siempre observaba todo, nunca me olvidaré de esa cabecita tan 

flexible, esos ojos tan curiosos y vivaces.  


La cosa es que un día salió, nuestro Calafate Húngaro o Gorrión de

Java, intentó volar pero se chocó con todo, torpemente y asustado 

se quedó inmóvil, entonces mi papá lo devolvió a su jaula. 

 


Queríamos que conociera la fuerza de sus alas, pero él no. 

Agradezco a quienes subieron estas fotos porque así hubiese querido 

que fuera su vida, pero jamás le faltó, comida, cariño, calor y gratitud


Repetimos la experiencia pero todos sus vuelos eran cortos y buscaba 

refugio en el cuerpo de mi papá, sólo en él encontraba la confianza.

Después fue una costumbre dejar la puerta abierta y tal vez esas 

historias simples cobran para mi otra dimensión y son valiosas. 

Paquito no tuvo fotos ni videos, vive en mi memoria y en la memoria 

de mi familia, cuando murió ya viejito mi papá lloró como si fuese un

chico. Espero que viva también en la memoria del eventual lector. 

 


Años después mi papá también abandonó la jaula en la que se convirtió 

su cuerpo y voló tan alto que surcó los Cielos, sé que en alguna nube

en alguna puesta de Sol está sosteniendo a Paquito o animándolo a 

que vuele en un mundo de Calafates húngaros.  


¡ Cómo los extraño a veces !!!! Algún día volaremos todos 

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