De todos los sentidos el que más nos engaña es el de la vista, dicen
muchos místicos y estudiosos por la influencia que ejercen
los ojos en todo lo que decimos, pensamos, hacemos,
decidimos o sentimos.
Y tratándose de momentos de crisis es muy importante
tener en cuenta esta información.
Si tu mente está confundida, stressada o inquieta nada
peor que rodearse de colores estimulantes y/o convivir
con el desorden. Ver cosas dispersas o amontonadas
hacen que nuestro desorden interno se reproduzca
y se multiplique con el externo.
Después de todo lo que está afuera es solo una
proyección de nuestro estado interno.
Dar un paseo por calles congestionadas
tampoco ayuda.
Todo lo que vemos aunque no sea intencionalmente
satura nuestra atención, produce bloqueos,
dificulta la concentración y nos desgasta
en exceso.
Por eso (mejor siempre) pero tratándose de
momentos difíciles, lo mejor es ordenar
y ordenarse.
Priorizar aquello que si es necesario y
dejar de lado lo que provoque excesos,
carencias o más confusión.
Hacerse de un tiempito para silenciar
ese ruido visual y ordenar el espacio
que nos rodea.
Hacerse de otro tiempo para recrearse
los sentidos con un buen baño forestal.
Y minimizar aquello que nos distraiga
de aclarar la mente.
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