El cabello que cubre la zona de la cabeza o el pelo que cubre distintas
partes del cuerpo tiene entre otras cosas como finalidad la protección.
Por ejemplo el vello sirvió desde tiempos ancestrales
para mantener la temperatura corporal, esto se ve claramente
en el lanugo del recién nacido o en casos de desnutrición
severa o anorexia. Ese fino pelo entre otras cosas ayuda
a que la temperatura corporal se mantenga estable.
Pero una vez que el lanugo cumplió su función
se pierde naturalmente porque el bebé ya se va
adaptando paultatinamente a la temperatura del
ambiente y no lo necesita.
Y así también tanto en anorexias como en casos
de desnutrición severa, una vez recuperado el
peso corporal, el lanugo se pierde.
Con el cabello la historia es otra.
Ya que el pelo en teoría nos acompañaría el resto
del viaje, aunque a veces y no importa la edad,
notamos zonas claras.
En este caso la función del cabello es el de protegernos
frente al frío o al calor extremos, aunque también
el de aportarnos belleza siendo el marco de la cara.
Hoy en día vemos como cada vez el cabello tiene
mas y mas protagonismo en la noción de belleza,
juventud, masculinidad o femeneidad.
Así que hoy podemos pensar en el cabello no solo
por su función biológica sino por su connotación
cultural, social o de género.
De manera que tener un cabello sano aporta una
dosis extra de seguridad y autoestima y perderlo
supone también una pérdida significativa.
¿ Qué pasa en la alopecía ?
La persona que padece de alopecía ha perdido algo,
una persona, un vínculo, un status, un valor, pero
es algo que está ligado a la protección.
La persona que padece alopecía se siente
desamparada o desprotegida, siente que ya no
va a poder arreglárselas "sola o solo ".
Siente un profundo miedo.
Necesita de los demás, pero se debate en un
conflicto interno que va desde reconocer esa
necesidad o volverse sobreprotector para
ocultar que se siente vulnerable.
La alopecía puede sobrevenir a cualquier
edad, es importante identificar el hecho que
la desencadenó.
Es fundamental reconocer tus potencias pero
también tus miedos y lejos de ocultarlos
enfrentarlos como mejor puedas.
Correrse del lugar de ser "el pilar o el sostén"
sobre el que lo demás pueden apoyarse y
delegar responsabilidades.
Saber el significado emocional de una enfermedad
no tiene que afectar a un tratamiento médico,
pero si aportar otra luz sobre un diagnóstico
y comprender que en todo síntoma siempre
hay una historia que lo precede.
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