Considerado una parasomnia o alteración del sueño, es mucho más
corriente en niños a partir de los 3 años aunque también se
presenta en adultos. Es importante diferenciarlo de las pesadillas
porque el terror nocturno se presenta también con cierta
frecuencia y sorprende a la persona en la mitad de la noche
con un sentimiento de pavor, sudoración, taquicardia, etc.
La experiencia es tan inquietante que junto al despertar
sobresaltado hay un estado confusional que puede estar
acompañado de gritos, llanto o lentitud en recuperar
la conciencia. Es sumamente perturbador.
Muchas personas que lo padecen tratan de evitar el sueño
postergan la hora de dormir y cuando las vence el cansancio
no duermen profundamente, aunque si sueñan.
El terror nocturno muchas veces está acompañado de bruxismo y
períodos de sonambulismo y amnesia. A veces la persona
tarda años en identificar todos estos síntomas como
una perturbación del sueño y esto retrasa el tratamiento.
La causa en niños se asocia a la inmadurez del S. Nervioso
pero en adultos puede estar relacionado con períodos
sostenidos de stress, depresión, ansiedad.
También con hechos traumáticos como asaltos o hechos
de violencia que desencadenan un síndrome de stress
post traumático.
RECOMENDACIONES
- Identificar el problema sin prejuicios.
- Entender que la persona no está loca, pero
que si necesita un tratamiento, ya que el costo
emocional del terror nocturno es enorme.
- Llevar un registro de los recuerdos de la
pesadilla diariamente.
- Ubicar a los episodios en un contexto de
tiempo y de lugar, ya que hay situaciones
como el stress laboral o un accidente que
pueden desencadenarlo.
- Elegir el tratamiento adecuado para
liberarse.
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