Lo opuesto al Síndrome del Nido Vacío que en pocas palabras es
esa situación vital en la que los hijos despegan, ya sea porque
formen su propia familia, emigren del país, pero la cosa
es que se van de la casa.
Los padres o muchas veces la madre experimenta (haya
desarrollado o no una vida profesional paralela) un estado
de tristeza, duelo y al igual que en la etapa post parto
debe reconstruir una nueva historia o retomar
algo de lo mucho que dejó en el camino.
No es fácil, porque también acontecen otras cosas (casi
en la mayoría de los casos ) como la enfermedad o muerte
de los padres, los vaivenes hormonales de la menopausia
para la mujer y la andropausia para los hombres y la
sensación vertiginosa de un tiempo que ha volado
con cada pichón que abrió las alas.
Hay que asumirlo y aceptarlo como un final feliz,
cada quien en solitario, con terapia, con nuevos
hábitos o proyectos en curso tratará de no sucumbir
y de darle una continuidad a su vida.
Lo contrario a esto tampoco es un trago dulce y
se lo llama hace un tiempo SINDROME
del NIDO LLENO.
En este caso "los pichones" se niegan a volar y se
van quedando en casa a veces con sus parejas y
con los hijos propios, generando en los padres una
saturación y un desgaste enorme de energía.
¿ Porqué ?
porque estos hijos en general se quedan
en un estado de adultescentes que a veces tienen
su trabajo pero no se hacen cargo de los gastos
de la casa, reclaman el beneficio pero no asumen
la responsabilidad que conlleva mantener una
casa y aunque pasen la treintena se comportan
como si tuvieran 6 años generando situaciones
de conflicto en las emociones de los padres.
Pueden compartir el mismo espacio pero no comparten
sus recursos, si tienen dinero lo invertirán en un nuevo
celular, en ropa, en un nuevo auto o en salidas,
pero no en asumir los gastos que generan.
A veces estas situaciones traen enormes conflictos
en las madres que ya sienten que su propio cuerpo
les reclama atención y reposo.
Entonces ya cocinar, limpiar, lavar la ropa 30 años
después genera una mezcla de ira y frustración
silenciosa o manifiesta, lisa y llanamente porque
no es justo.
A veces estos hijos no comparten una mesa,
una salida o un objetivo en común lo que produce
en los padres (ya agobiados por los años)
un VACIO de AMOR. El nido está lleno pero
por situaciones de egoísmo y comodidad que
nada tienen que ver con el amor.
Entonces aunque la casa sea grande los tiempos
de la infancia ya quedaron plasmados en las fotos
el plazo ya expiró y tienen que producirse cambios.
Estas convivencias forzadas y basadas en esta
idea de parasitar en la casa de los padres deja
al descubierto el lugar de los miedos.
El de los hijos a independizarse....
el de los padres a quedarse solos..
¿ Cuál es la solución al conflicto ?
Cada una es personal, única y llevará su esfuerzo
pero sería bueno resolverlas en bien de los
miembros de la familia, tanto de los hijos que
viven a veces en la ilusión de no crecer o
en la de los padres que niegan el paso del tiempo.
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