Decir OTOÑO, nos provoca cierta melancolía de fin de verano, los días
comienzan a acortarse, las hojas a cambiar sus colores para finalmente
caer de los árboles, el verde se transforma gradualmente en amarillos, naranjas,
ocres y marrones y comienza a sentirse la energía renovadora del viento.
Alguna llovizna y cielos nublados entibian los rayos de Sol que parece
retraerse a las horas de la mañana y el mediodía, lentamente hará su presencia
el INVIERNO y con él los días serán más fríos y las noches más largas todavía.
Un ciclo termina y otro se inicia y con él un letargo necesario para la Tierra
que ha dado generosamente todos sus frutos. Buen momento para honrarla
con un pequeño altar que contenga una canasta con algunos de sus frutos
y semillas. Velas amarillas, naranjas y marrones le darán calidez y ramas
de ciprés, romero y salvia serán la ofrenda de gratitud por ser la Madre
Tierra fuente de vida y amor incondicional.
El aire frío nos apura el paso y volver a casa es volver al nido.
Reina una especie de quietud en el cuerpo que renueva permanentemente el
aire frío y la emoción nos invita a pensar en lo fugaz del tiempo, en los
cambios inevitables y en que todo ciclo debe terminar para que otro inicie.
Este es el mensaje del otoño dejar atrás lo que debe quedar atrás, despojarse
de todo aquello que ya no es necesario para seguir este viaje.
OTOÑO significa que "viene la plenitud del año", y
con el la maduración y la contemplación de todo los frutos de la ilusión y
del esfuerzo hasta ahora cosechados. La gratitud será una diaria ración de Miel
y un aliciente para cambiar todo aquello que haya que cambiar.
Para la Medicina China el otoño obliga al PULMON a trabajar
cuanto mejor coordinado sea el trabajo de la respiración, mayor será
la energía para enfrentar los cambios que se avecinan.
La vida es movimiento, cambio, transformación. La Tierra sigue su
labor alimentando la vida de los bulbos que florecerán en PRIMAVERA.
Y otro nuevo ciclo de renovación se iniciará.